Ahora más. Más violeta, más igualdad.

No es solo un color, es un símbolo. Es un homenaje a la fuerza, la pasión y la resiliencia de las mujeres que, a lo largo de la historia, han roto barreras, luchado por sus derechos y transformado el mundo de manera poderosa. Este día nos recuerda no solo los logros alcanzados, sino también las batallas que siguen luchando, muchas veces sin reconocimiento, pero siempre con determinación.
Este día también es una invitación a reflexionar sobre el futuro. Un futuro donde la igualdad deje de ser una lucha constante y se convierta en una realidad vivida. Un mundo donde las mujeres puedan decidir libremente sobre sus vidas, sin miedo ni limitaciones, y donde su voz sea escuchada con la misma fuerza que la de cualquier otra persona.

Es el momento de construir un camino donde la igualdad no sea un sueño, sino un derecho tangible para todas.
Porque cada 8 de marzo recordamos que el cambio sigue en marcha. Su valentía, su amor y su capacidad infinita de transformar el mundo a través de su existencia.
Que hoy y todos los días del calendario impulsen a seguir avanzando, a seguir derribando las barreras que aún existen, y a nunca olvidar el poder que cada mujer tiene para hacer frente a cualquier desafío y forjar su propio destino.

También puedes leer